El mejor chupete es un complemento: reduce el riesgo de sufrir el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), calma el dolor, la ansiedad y el llanto, disminuye el estrés y ayuda a dormir. Además, para aquellos niños que no han desarrollado bien el reflejo de succión, el chupete es muy útil. También es una opción menos peligrosa que chuparse el dedo. Las dudas sobre el uso del chupete siguen siendo una preocupación recurrente. Porque aunque conlleva muchos beneficios, también conlleva algunos riesgos.
Malformaciones en los dientes
El riesgo más común: las malformaciones en los dientes. No obstante, según expertos, si se abandona antes de los tres años, no hay riesgo de malformación. Es más, para que haya problemas irreversibles en la boca, el niño debería usar el chupete de forma continua unas 6 horas al día.
Otros problemas del uso del chupete continuado más allá de los tres años es que incrementa el riesgo de sufrir infecciones en el oído medio o incluso padecer dificultades para pronunciar algunas palabras o sonidos.
Por ello, hay que recordar que el chupete es una herramienta temporal. Los 6 meses pueden ser el límite ideal para reducir su uso y evitar que dependa en exceso de él.
¿Cuál es el mejor chupete?
Para saber cuál es el mejor chupete, estas son algunas consideraciones a tener en cuenta:
1. No usarlo durante los primeros días de vida
El objetivo siempre es conseguir una lactancia materna eficaz, y el uso del chupete puede interferir. Por eso, es mejor incorporarlo ya a partir del primer mes, cuando la lactancia esté bien establecida.
2. Escoger un chupete seguroEl chupete que elijamos debe cumplir las normas fijadas por la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR), que incluyen unas medidas mínimas de seguridad:
– tener bordes redondeados y una anilla o tirador para poder quitarlo de la boca
– la tetina no debe medir más de 3,3 centímetros
– en cuanto a la base no debe ser tan grande como para que el niño pueda meterlo completo en la boca
– deben ser sólidos para que no se suelte ninguna pieza pequeña
– no deben llevar pegatinas o etiquetas
– el disco en el que está la tetina debe llevar agujeros de ventilación
3. Elegir el tipo de tetina más adecuado
La tetina es el elemento más importante. Conforme el bebé crezca, hay que ir adaptando el tamaño y el tipo de tetina:
– Tetinas anatómicas: las que mejor simulan el pezón materno, por lo que resultan la opción más adecuada para los más pequeños.
– Tetinas fisiológicas: más planas y simétricas. Su objetivo ya no es simular el pezón, sino evitar presionar el paladar en exceso. Son más adecuadas para niños más mayores, de entre 6 y 18 meses.
– Tetinas redondas: las más conocidas. Son totalmente esféricas, por lo que tienen la misma forma desde todos los ángulos. Siempre están bien colocadas, así que son cómodas para cuando el niño está durmiendo, por ejemplo, ya que da igual que le dé la vuelta sin querer.
4. Elegir el material
Deben estar hechos de látex o de silicona. Aunque las dos opciones son igual de válidas, tienen características distintas que hacen que sean adecuados para diferentes edades:
– Silicona: es un material muy resistente y rígido. Aguanta bien las altas temperaturas y no absorbe olores ni sabores. Es menos flexible que el látex, por lo que se puede estropear si se corta. Por lo tanto, está más aconsejado para bebés que aún no tienen dientes.
– Látex: es más blando y elástico que la silicona. También es muy resistente, pero sí que retiene olores. Al ser más flexible, es mejor opción para cuando han salido los primeros dientes.
5. Reservarlo solo para momentos puntuales
Hay que intentar que el niño no dependa de él y que lo use lo menos posible.
6. Tener varios de repuesto
Evitaremos que el niño llore o se enfade por haber perdido su chupete. Además, así será más difícil que se encariñe con uno en concreto, lo que facilitará quitárselo cuando llegue el momento.
7. Evitar colgárselo del cuello
Es peligroso usar una cuerda o cordón para colgar el chupete al cuello del bebé, ya que puede haber riesgo de asfixia. Si el que compremos trae un collar, hay que quitárselo.
8. No cubrirlo de sustancias dulces
Aumenta mucho el riesgo de sufrir futuras caries, además de no favorecer al desarrollo del sentido del gusto.
9. Mantenerlo siempre limpio
Siempre debemos asegurarnos de que el chupete esté limpio antes de dárselo al bebé. Lo mejor es hervirlo o lavarlo en el lavaplatos si el niño es menor de seis meses, ya que su sistema inmunitario está todavía en formación. A partir de los siete meses se puede lavar con agua y jabón.
10. Cambiarlo regularmente
Hay que ir adaptándolo a las necesidades del bebé. Normalmente, lo ideal es cambiarlo cada mes y medio o dos meses.
Fuente: www.dosfarma.com, foto: Jelleke Vanooteghem on Unsplash
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